En Santiago y Valparaíso descubrimos la ciudad con la ayuda de los Wallys. Una manera distinta de hacer un tour por la ciudad, acompañados por estudiantes que nos enseñaron los diferentes aspectos de Santiago. Desde sus monumentos e historia más emblemática, a la “La Chimba”, el cementerio y sus mercados.
Nuestra primera ruta fue la de los imperdibles de Santiago, a las 3 de la tarde, frente al Museo de Bellas Artes nos encontramos a los chicos de Tours 4 Tips, los cuáles se encargaron de organizar un par de grupos de turistas, en inglés y en español. Son fáciles de reconocer ya que visten igual que el mítico personaje de ¿Dónde esta Wally?
El valor del tour se basa en la propina que quieras dejar en función de lo que te haya gustado el Tour que dura unas 3 horas. Visitamos los principales atractivos históricos, culturales y políticos de la capital de Chile. Desde el Palacio de la Moneda a los graffitis de Inti, un artista nacido en Valparaíso de talla mundial. Cruzamos el Parque Forestal, pulmón verde de Santiago, la Plaza de Armas y recorrimos el barrio de Lastarria, el barrio bohemio de Santiago con sus restaurantes elegantes y que alberga el centro cultural Gabriela Mistral.
El edificio Gabriela Mistral es otro de esos emblemas de la dualidad histórica de Chile. El edificio fue terminando en abril de 1972 para albergar la Tercera Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas. Fue promocionado por el gobierno de Salvador Allende, que reclutó a miles de voluntarios para la rápida ejecución de las obras, finalizadas en 275 días. Después de realizada la Conferencia, y cumpliendo con la vocación social que quiso imprimirle Allende, el edificio fue transferido al Ministerio de Educación, pasando a denominarse Centro Cultural Metropolitano Gabriela Mistral, en honor a la poetisa del mismo nombre. Tras el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, se transformó en la sede de gobierno del régimen del General Pinochet. Este incluso mandó orientar hacía abajo los pomos de las puertas que representaban unos puños al aire de libertad para representar unas manos atadas hacía abajo, la libertad convertida en sumisión.
Sentarse delante del Palacio de la Moneda para hablar sobre el Golpe Militar del 11 de Septiembre de 1973 es una parte inevitable y muy interesante de la visita. Chile aún tiene heridas abiertas de su reciente pasado, pero el futuro esperanzador se encuentra en las jóvenes generaciones que ven con ojos críticos su historia reciente.
Al día siguiente decidimos tomar el tour de la mañana para recorrer “La Chimba”, que en la lengua Quechua significa literalmente “el otro lado”, en este caso el otro lado del río Mapocho, el hogar de de la gente humilde de la capital chilena. En la ruta recorrimos cuatro mercados, el Mercado Central, el mercado Tirso de Molina, el de La Vega Chica y el de La Vega Central, donde pudimos saber más sobre la gastronomía chilena y sus productos típicos.
Aprendimos sobre los pescados y sus grandes variedades de mariscos. Su gran influencia peruana con una amplia variedad de choclo y papas. Probamos el merkén, las sopaipillas, las papas rellenas y el pastel de choclo. También probamos algunos de los tragos típicos de la capital como el Jote, que es el equivalente a nuestro kalimocho, y también el terremoto, una curiosa mezcla bastante empalagosa de vino blanco, helado de piña y granadina.
La segunda parte del tour fue para visitar el Cementerio General, el más antiguo, grande e importante de Chile. Allí aprendimos que todos salvo uno de los presidentes de Chile han sido sepultados en el Cementerio General, siendo este el dictador Augusto Pinochet. O que la Iglesia Católica permitió que los protestantes fueran enterrados en el Cementerio General solo si estaban separados por una pared de 7 metros de alto y 3 de ancho, para asegurar que católicos y protestantes no estuvieran tan cerca. Aprendimos más sobre el animismo, que luego nos acompañaría a lo largo de nuestro Road Trip por Chile y Argentina. En las tumbas de los animitas, la gente les pide favores y les entrega una ofrenda o una placa conmemorativa si el favor es concedido.
La experiencia en Santiago nos gustó y decidimos repetir en Valparaiso. Allí aprendimos más sobre el presidente Salvador Allende y conocimos más sobre la historia del pueblo Mapuche, los indígenas nativos de Chile. Valparaiso es una ciudad recubierta de arte en todas sus paredes, una ciudad humilde y con un alto nivel de precariedad, que gracias al arte urbano es capaz de mostrar su lado más creativo en cada rincón de la ciudad. Recorres una calle en un sentido y en otro y siempre te sorprende. No es en vano una ciudad Patrimonio de la Humanidad según la Unesco.
La verdad este tour no nos convenció tanto como los de Santiago, ya que consideramos que Valpo tiene mucho más que ofrecer, solo contemplando los graffitis, murales y arte callejero en general ya da para llenar un día por la ciudad. Nuestro consejo es que os perdáis por ella para recorrerla y veáis todo lo que tiene que ofrecer. Es recomendable estar en forma ya que la orografía de la ciudad os hará hacer piernas.
Habiendo recorrido Chile de norte a sur, habiendo conocido a viejos y jóvenes, gente de un bando y de otro… Creo que por muchos años tendrá sentido y será necesario recordar las últimas palabras de Salvador Allende, aquí la parte final de su discurso antes de ser… “Suicidado”.
«Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.»
«¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!»
«Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.»